Convirtiéndose en la niña buena de papá Cap. 12
- alanxxx010120
- 21 sept
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—Ay, mami, sí —gemí—. Ay, sí. Límpiame el pezón con la boca. Ay, sí. Qué mami tan traviesa. Me encanta. Me estás poniendo la vulva muy caliente. Espero que la limpies después. Con la lengua. Ay, mami, quiero que me comas la vulva. Sería muy excitante. Podríamos lamernos mientras papá mira.
La puerta se abrió. Papi entró. Mamá chupó con más fuerza. Meneó el culo mientras papá nos observaba. Gemí, con el pezón dolorido en el culo de mamá. Mis dedos le pellizcaron los pezones con fuerza mientras miraba el cuerpo desnudo de papá.
Su pene se endureció ante él, hinchándose mientras observaba la escena incestuosa de su esposa chupando el pezón de su hija. Gemí, mi cuerpo de dieciocho años se estremeció mientras una nueva oleada de ardiente lujuria emanaba de mi coño.
"Papá, ella me está lavando. Me está limpiando para ti".
"Ya lo veo", gimió. "Tu mami siempre fue una zorra obediente".
Mamá chupó más fuerte, gimiendo sobre mi pezón. Le excitaba que papá la viera. Lo entendí. Ella meneó el culo, seduciéndolo. Tenía un coño caliente bajo su tanga, igual que yo. Estaba empapada, ansiosa por ser follada por su marido y su amo.
Me sentí tan cerca de mi mamá. Éramos iguales.
Sus dientes me mordisquearon el pezón. Jadeé de dolor, temblando en la bañera. Tenía una sonrisa en los labios. Sabía que me encantaba. Volvió a morderlo, tirando de él, estirando mi pezón y arrancándome un gemido sordo.
—Maldita sea, June —gruñó papá—. Ya me lo imaginaba, pero verte hacerlo... ¿Ya le lavaste el coño?
Su boca se desprendió de mi pezón. "Esperé a que llegara, señor. ¿Cómo quiere que la lave? ¿Con esponja? ¿Con los dedos? ¿Con la lengua?"
"Dedos." Cayó de rodillas detrás de mami y le dio una nalgada. "Dedícale el coño a nuestra niñita, esclava. Haz que se corra. Se lo ha ganado. Deberías haberla visto, June. Cómo estaba en la mazmorra. Es igualita a ti. Disfrutó cada momento. Llegó al subespacio y no quería que parara. Los azotes estaban a punto de hacerla sangrar."
Mamá me sonrió. Sus dedos húmedos se deslizaron entre mis pechos, dejando gotas de agua. Me retorcí mientras bajaba más y más. Esta vez llegaría a mi coño y me haría correrme.
Papá nos había dado permiso.
La miré fijamente a los ojos oscuros mientras descendía más y más. Temblé cuando llegó a mi vientre. Sus dedos rodearon mi ombligo. Gemí mientras me provocaba. Una sonrisa pícara cruzó sus labios carnosos. Sentí un hormigueo en los pezones al recordar a mamá chupándome.
Y entonces sus dedos se sumergieron en el agua y rozaron mi zona genital depilada. Acarició mi pubis mientras yo abría más las piernas. Los ojos de papá la observaban, hambrientos. Su mano sujetaba su trenza. Me lamí los labios mientras ella se hundía más en el agua, sus dedos cada vez más cerca de mi sexo dolorido.
Ella tocó mi clítoris.
"Mami", grité. Fue un roce muy leve, pero estaba tan excitada que mi clítoris palpitaba y el placer me invadía. El agua salpicaba mientras mis caderas se sacudían. Sentí un dolor intenso en el trasero al volver a sentarme. Pero valió la pena.
Mamá jadeó, abriendo mucho los ojos. Papá gruñó y su ingle golpeó el culo de mamá. La folló. Mamá ronroneó de placer, sus caderas ondulando ante las embestidas de papá mientras sus dedos acariciaban mi vulva, deslizándose arriba y abajo, jugueteando con mi carne hinchada, pero evitando las partes más sensibles.
—June —gruñó papá—. ¿Practicaste los ejercicios de Kegel?
"Todos los días, señor." La cara de mamá se contrajo y papá gimió. "¿Ves?"
"Sí", gruñó, con el pecho ondeando mientras penetraba a mamá con fuerza.
"¿Ejercicios de Kegel?", jadeé mientras sus dedos recorrían mis labios vaginales, rozando mis labios congestionados.
"Exorcizando los músculos de tu coño para mantenerlo firme y firme para que puedas hacer esto..." Su rostro se contrajo y papá gimió. "Y hacer que tu Amo se sienta increíble."
—Sí —gruñó—. Tu madre tiene un coño apretado. —Papá le dio una palmada en el culo—. Menudo coño. Maldita sea, te echaba de menos, esclava.
"Extrañé su polla, señor."
Hacía tanto calor. Sus dedos me acariciaban cada vez más rápido. Me retorcía, compartiendo ese momento con mi familia. Sus dedos se aferraban a mis pliegues, acariciándome y enviando un placer maravilloso por todo mi cuerpo.
"Oh, mami, sí. Limpia mi coño sucio."
—Qué guarrilla —ronroneó mami. Me sonrió y metió dos dedos en mi interior.
Gemí, arqueando la espalda y sacudiendo mis pechos. Ella los bombeaba dentro y fuera mientras papi la follaba con fuerza. Era tan excitante. Apreté mi coño una y otra vez contra sus dedos, ejercitando su coño, manteniéndome bien apretada para papi.
Me sonrió, asintiendo, animándome. Gemí, frotándome contra sus dedos mientras apretaba y relajaba mi coño. La fricción se intensificaba cada vez que apretaba. Era maravilloso. El placer me invadía. Vibraba de placer incestuoso.
—Métele el coño a nuestra niñita, esclava —gruñó papá—. Quiero que se corra en tus dedos. Eres una mami muy traviesa. Querer que tu niñita se la folle su papá. Que le meta los dedos en el coño. Qué mala mami, esclava.
"Qué mal, señor", gimió mamá.
Sus dedos bombeaban cada vez más rápido dentro y fuera de mi coño. Su pulgar encontró mi clítoris. Jadeé y me retorcí mientras ella frotaba en círculos rápidos. El agua burbujeaba. La espuma volaba mientras mis piernas pateaban fuera del agua. Gemí y jadeé, el placer crecía y crecía dentro de mí.
Me tocó tan rápido como papi la follaba. A medida que sus caderas aceleraban, también lo hacían sus dedos. Gemí, temblando. Me dolía el clítoris bajo su pulgar mientras apretaba mi coño una y otra vez contra sus dedos. La dicha me invadió.
"Me voy a correr, papi. Mami me está haciendo correr. Es una mamá muy mala."
"Qué mal", gruñó y le dio una palmada a mamá en el trasero.
Gimió de dolor, con el rostro contorsionado. "Sí, sí, qué mala mamá. Necesito que me disciplinen."
¡Grieta!
"Sí", jadeó, metiendo sus dedos profundamente dentro de mí.
Y entonces se curvaron. Jadeé cuando se deslizaron por la pared de mi vagina y encontraron ese punto especial. El placer se avivó cuando me atacó en ese punto maravilloso, con los nervios llenándome de placer. Me retorcí en el agua. Salpicó el borde, mojando sus pechos colgantes. Burbujas goteaban de sus pechos mientras mi cuerpo se tensaba.
"Me voy a correr, papi. ¡Sí, sí, sí!"
"¡Córrete, puta! ¡Córrete para papi!"
"¡Sí!"
Yo fui una buena chica y me corri.
Mi coño se estremeció con los dedos embestidos de mami. Una alegría inmensa ardía en sus ojos mientras el placer me recorría. Papi gruñó, observándome mientras seguía follándome a mami. Sus dedos seguían atacando ese punto de mi coño, masajeándome, volviéndome loca. Jadeé y gruñí. No podía soportar la dicha. Las estrellas bailaban ante mis ojos.
—Eso es, cariño. Córrete para papi, zorra. ¡Oh, sí! Eres una puta. ¡Te encanta cuando mami te toca el coño!
"¡Me encanta!"
"Oh, sí", gimió mami mientras otro orgasmo irrumpía en mi interior. Me retorcí con más fuerza. "Oh, sí, se está corriendo, señor. Nuestra niña se está corriendo con mucha fuerza".
"Ella es hermosa."
"¿Puedo correrme también, señor?", preguntó mamá con voz ronca. "Por favor, por favor, señor".
"Sí."
Me levanté de golpe al correrme y agarré la cabeza de mi mami. Nos besamos al llegar al orgasmo. Ella gimió en mi boca, estremeciéndose sobre la polla de papi. Saboreé la emoción de sus dedos acariciando mi coño. El placer me llevó cada vez más alto.
Compartimos nuestra alegría.
Y entonces sus dedos se retiraron. Nuestros labios se separaron. Jadeé una y otra vez. Papi se levantó, su polla goteando con los jugos de mami. Todavía estaba duro. Parpadeé. "¿No te corriste, papi?"
Mamá soltó un gemido ronroneante. «Tu papi sabe cómo contenerse para complacer a sus mujeres».
"Pensé que debíamos complacerlo".
Mamá sonrió. "Sí. Pero ya sabes cuánto le encanta a tu papi hacerte correrte. Es hombre. No puede evitarlo. Tiene que hacerte chillar. Y como es hombre, se controla. No se corre como un niño en cuanto se la mete en un coño caliente."
Me reí.
Mamá me ayudó a salir del baño. Me secó con una toalla mientras papá se dirigía a la habitación, con la polla dura. Tenía el presentimiento de que pronto lo complacería. Gemí mientras mamá me secaba, y luego me dio un beso rápido y ardiente en los labios.
La quería muchísimo. Me alegró compartir a papá con ella. Fue un error pensar que la estaba reemplazando. Papá nos quería a ambas.
Supongo que incluso amaba a Alice.
Mamá me llevó a la habitación. Las velas ardían por toda la habitación. Supongo que sé por qué papá no entró al baño enseguida. El aire olía a deliciosa vainilla. Papá estaba de pie frente a la cama, con la polla erecta y las manos a la espalda.
"Arrodíllate", ordenó.
Mami y yo obedecimos, con su polla justo delante de nosotras. Me moría de ganas de inclinarme y lamerle los jugos de mi mami. Aunque mi mami acababa de secarme, todavía estaba mojada entre los muslos. Caliente y jugosa, lista para que la polla de papi me llenara. Aunque me follé a todos esos otros tíos esta tarde, la de papi era la polla que realmente ansiaba.
"Melody", dijo. "Hoy te sometiste. Me dejaste exhibirte ante otros hombres. Me dejaste azotarte, azotarte, azotarte y más. Te sometiste a sus lujurias. Los tomaste uno tras otro mientras yo tenía el placer de observar.
"Te sometiste a mí en todos los sentidos." Sus manos se extendieron desde su espalda. Sostenía un joyero. Se me encogió el corazón. "Quiero que seas mi esclava. Que vivas y respires sumisión como tu madre." La caja se abrió con un clic. Dentro estaba la gargantilla que me enseñó en el centro comercial la semana pasada: un dije de unicornio colgando de la estrecha banda de oro. "Si aceptas mi collar, eres mía para hacer contigo lo que quiera. Para disciplinarte. Para amarte. Para follar. Para darte a los demás. ¿Aceptas?"
—Sí, papi —dije sin dudarlo, con lágrimas rodando por mis mejillas—. Sí, sí, sí. Soy tu niña buena.
Mamá sollozó alegremente mientras papá me sonreía. Le quitó la gargantilla.
"Quédate de pie, esclava."
Lo hice y me recogí la trenza. Me puso la gargantilla alrededor del cuello. Estaba apretada. Sentía cómo me apretaba, el unicornio colgando en el hueco de mi garganta. El cierre hizo clic detrás de mí y me estremecí.
Yo era su servidora.
Cayeron más lágrimas.
"Soy tuya, papi."
Sus manos se deslizaron desde mi garganta hasta mis mejillas. Sus pulgares limpiaron las lágrimas. Y entonces me besó. Fuerte, apasionado. Temblé contra él. Era dueño de mi boca. Su pene húmedo presionaba mi estómago mientras me acercaba. Estaba tan duro.
Necesitaba saciarse.
Rompió el beso. "A gatas en la cama, zorra", gruñó. "Tu amo está duro y necesita la satisfacción de tu coño".
"Sí, papá."
Mis pechos se sacudieron al levantarme a su alrededor. Caí sobre la cama king size, temblando sobre mis manos y rodillas. Como mamá en el baño, meneé el trasero para él. Mamá, con el celular en la mano y grabando, se deslizó sobre la cama frente a mí, con las piernas abiertas, su coño húmedo y jugoso, pidiendo a gritos ser lamido.
Papi se arrodilló detrás de mí, rozando mi coño con su polla. "Lame a tu madre y haz que se corra. Dale las gracias por bañarte, zorra".
"Sí, papá", gemí.
Papi se adentró en mi coño mientras yo presionaba mis labios contra el de mami. Tenía un sabor intenso y ácido. Gemí mientras devoraba su coño, mi lengua deslizándose por sus gruesos pliegues mientras la polla de papi se hundía hasta la empuñadura en mi interior.
"Sí", gimió mami, grabándome devorándole el coño. "Sí, sí, ese es el coño que te parió, puta. Oh, sí. La polla que me preñó te está follando el coño, ¿me vas a devorar el mío? Oh, sí, puta. Cómeme."
Sus palabras sucias me incitaron. Gemí mientras la devoraba, mis caderas temblando, retrocediendo ante las embestidas de papi. Sus testículos golpeaban una y otra vez mi clítoris mientras me embestía. Sus embestidas eran fuertes y rápidas. Gruñía cada vez que me penetraba, disfrutando de mi coño apenas legal.
Mis caderas giraban. Mis pechos se sacudían bajo mí mientras mi lengua se movía entre los pliegues húmedos de mami. Bebí sus jugos. Cubrieron mis labios y mi barbilla. Mucho fluía de ella mientras se frotaba contra mis labios.
Apreté mi coño contra la polla de papá, complaciéndolo y dándole un coñito apretado. La fricción era maravillosa. El placer me estremeció. Gemí en el coño de mamá, hundiendo los dedos en la colcha.
—Ya está, puta —gruñó papá—. Ahora eres mía. Eres mía, Melody. Mi niña buena. Mi zorra.
—Sí —gimió mamá—. Dos zorras que harían lo que fuera por ti. Pronto serán tres. Melody también convertirá a Alice en una buena chica.
"Sí", gruñó papá, emocionado por agregar a mi hermana gemela fraterna a la diversión incestuosa.
Mi coño se apretaba con fuerza contra la polla de papá. Tenía que seducir a mi hermana y mostrarle lo que realmente necesitaba. Ser la zorra de papá. Ser su puta como yo. Recibir su polla en su coño apretado y hacerlo sentir increíble.
Yo vine.
El orgasmo me invadió profundamente. Gemí en el coño de mami, temblando. Metí la lengua profundamente en su agujero mientras mi coño se estremecía con fuerza alrededor de la polla de papi. Sus embestidas me llenaban de placer, prolongándome el placer. Gemí, temblando, disfrutando de la sensación de su pene entrando y saliendo de mi coño.
La gran polla de mi papi.
—No dejes de lamerme el coño, zorra —gimió mami—. Papi te dijo que me comieras. Hazlo. Cómele el coño a tu mami. Haz que se corra. Ay, sí, zorra. Mmm, mi pequeña zorra. Yo te crié. Me he masturbado tantas veces pensando en esto. Sí, sí, sí.
Lamí el coño de mi traviesa mami. Era tan maravillosa. Estaba tan contenta de tener a mis padres para amar y complacer. Mi lengua se arremolinaba en su clítoris. Lo chupé mientras me balanceaba contra las embestidas de papi. Otro orgasmo se apoderó de mí. Él seguía follándome, controlándose, dándome placer, recompensándome por ser su buena chica.
Mis manos se deslizaron bajo el trasero de mami, apretando sus nalgas mientras se erguía contra mi boca. Sus pechos regordetes se estremecieron. Tomó uno y se llevó el pezón a los labios, succionando con tanta fuerza que sus nalgas se hundieron.
—¡Rayos, June! —gruñó papá—. Me encanta verte hacer eso.
Sentí muchísima envidia. Chupé con fuerza el clítoris de mami, deseando que mis tetas fueran tan grandes como las suyas. Gimió sobre su pezón mientras se embestía en mi boca. Mordisqueé su clítoris y jadeó, con el pezón saliéndose de su boca.
—¡Qué guarrilla tan maravillosa! —gimió—. Ay, señor, le voy a dar crema en la cara a nuestra hija.
—Hazlo —gruñó con voz tensa—. Córrete en la boca de esa puta.
Yo también lo deseaba. Chupé con fuerza el clítoris de mami. Ella chilló y se retorció. Y entonces sus jugos calientes inundaron mi boca. Los bebí de un trago, encantada con lo calientes y cremosos que estaban. Disfruté del placer incestuoso.
Y vine yo mismo.
Gemí mientras bebía los jugos de mamá, con mi polla espasmódicamente contra la de papá. Él gimió, embistiendo con más fuerza. Estaba cada vez más cerca de erupcionar, mi coño espasmódico lo volvía loco de lujuria.
Levanté la cabeza del coño de mamá y miré a papá por encima del hombro. "Sí, sí, por favor, córrete, papá. ¡Usa mi coño travieso y córrete!"
"Mierda", gruñó.
No se corrió en mi coño. Me arrancó la polla y me volteó boca arriba. Se sentó a horcajadas sobre mí, acariciando su polla chorreante rápidamente. Gruñó y entonces su semen explotó de su polla y cubrió mis pechos redondos. Jadeé de placer cuando su semen me salpicó las tetas. Tan caliente y delicioso. Me sentí tan sucia.
Maravillosamente sucia.
—Maldita sea —gruñó—. Maldita sea, June, las tetas de nuestra niña están sucias otra vez. Tienes que limpiárselas.
"Con mucho gusto", gimió mamá, con la cara enrojecida por el orgasmo que le di.
Mamá se inclinó y su lengua lamió mi pecho redondo, recogiendo el semen fresco de papá. Suspiré de placer, retorciéndome. Pude ver el placer en los ojos de papá mientras veía la lengua de mamá lamer mi pezón rosado y chupar su semen.
Llevé la mano a mi gargantilla y la acaricié. Era la niña buena de papá para siempre. Nunca lo cambiaría por otro hombre. Me estremecí y gemí mientras la lengua de mamá se arremolinaba, provocándome, humedeciéndome para más diversión.
Sabía que tendríamos tanto. Y mañana, Alice volvería de su pijamada en casa de Donna y entonces la seduciríamos. Igual que papá me sedujo hace dos semanas. Alice también se convertiría en la niña buena de papá.
No pude esperar.
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